domingo, 15 de abril de 2012

Inmortales.

La sala estaba completamente a oscuras a excepción de la luz que entraba por la ventana. Es curioso como la luz siempre deja entrar a las sombras. Y allí delante de aquella ventana estaba la sombra más grande de todas, la que perseguirá siempre a cada hombre, menos a mí. Delgada, oscura y de una tez blanco hueso.

-¿A qué vienes? ¿A reírte de mí?

-Si supieras donde vive la muerte, ¿no vendrías a verla alguna vez?

-Repito, ¿Qué haces aquí?

-Busco conversación.

-No tengo tiempo para charlas.

-Tienes todo el tiempo del mundo, igual que yo.

-Y algo me dice que empiezas a arrepentirte.

-Quiero tu secreto. Quiero saber por qué no te has vuelto aún loca, por qué no deseas tanto como yo que esta infinidad se acabe.

-Porque tengo una finalidad, tengo mi lugar en el cosmos. Soy una fuerza inamovible, un equilibrio. Y tú eres solo un hombre que aspiró a ser un Dios.

-Yo tenía muchos planes para mi vida, tantos que desee con toda mi fuerza tener mil vidas para cumplirlos todos. Ahora están todos cumplidos y quiero que mi tiempo se acabe.

-Ya nada puedo hacer por ti. ¿Conoces el término Entelequia? Algo que lleva dentro el principio por el que se mueve y que por sí misma ya tiende a su fin propio. El árbol y la semilla. El árbol sería la entelequia de la semilla, aquello en lo que se convertirá y a su vez la entelequia hace que siga convirtiéndose. Cuando decidiste parar en lo que podías convertirte para poder conseguir todo lo que querías, ¿en qué te convertiste? No en semilla, sino solo en cáscara. A veces los hombres no entendéis que vuestro fin no será convertiros en árbol, sino en abono para ellos. Pusiste a la perfección y la eternidad como meta, pero al llegar allí viste que solo era el principio. Ingenuo, no sacrificaste tu mortalidad, sino tu impulso vital. Si algo sé de los hombres es que os mueve el saber que algún día, tarde o temprano, voy a ir a por vosotros. Nada os motiva como eso.


-Encontraré una forma de librarme de este castigo y entonces te haré trabajar horas extra.


-Promesas, no juegues tan a la ligera con ellas, no sabes todo lo que significan para mí. Soy una promesa en mí misma. Una promesa para todo hombre, la promesa de que lleguen o no lleguen a alcanzar todo su potencial, estaré allí para darles final. Para todos, excepto para ti. De esas no quedan para ti.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Vale. Seré un cabrón por haber elegido esa palabra, pero los resultados lo merecen. xD Me gusta que abordaran el término desde un enfoque distinto, tú explícitamente y Omar de forma implícita...