Creo que toda persona que escribe, al final lo acaba haciendo del lugar donde vive, del lugar donde crece, del lugar que le alimenta las ganas y que le jode las ilusiones a veces, por qué no decirlo.
Siempre que el día es muy cálido, la casa está fría. Como el fondo del mar y sus incorruptibles 4ºc, como la soledad cuando enfría el corazón. Como mi cama cuando no la tengo a ella. Como los oídos cuando te retiran la palabra. No corre la típica brisa sino viento, susurra por las calles, juega con las palmeras, y no con los árboles. Trae palabras, se lleva suspiros. Llega a la ventana el maldito olor a mar. Aún viviendo en ciudad alta. Está ahí en mi nariz. Meciendo la nostalgia como mece a los peces. Ay el mar, que me apena y me enreda en sueños como enreda de algas los pies de los que se atreven a empaparse.