lunes, 3 de diciembre de 2012

The End

Vivíamos tan solos, tan tristes, tan rodeados de todo y tan llenos de nada que pusimos esperanzas en el final de los tiempos, en el fin del mundo. Buscábamos tan desesperadamente un cambio que no nos importó la muerte de nuestros seres queridos, ni nos importó ver arder el mundo. Pusimos tanta energía en ello que dejamos de vivir nuestros últimos momentos. Pero cuando el día llegó no pasó nada y al 21 le siguió el 23, y el 24, y más tarde todos los demás días, el mundo nunca terminó, pero para vosotros la esperanza de que algo ajeno llegase y lo cambiase todo cómodamente sí que se acabó, os destrozo por dentro, y como no eráis capaces de cambiar las cosas por vuestro propio pie, para vosotros supuso una muerte en vida.



jueves, 25 de octubre de 2012

Battlefield: October part II.

¿Qué pasa Octubre, te asustó que sobreviviésemos al año pasado? Cómo han cambiado las cosas en un año. Pocas veces podemos decir que las cosas hayan ido a mejor porque es muy relativo, en unos aspectos ganas, en otros pierdes. Pero desde luego podemos decirle a Octubre que esta es una de esas veces. De vivir en un campo de batalla a encontrar algo más que la calma. De esquivar balas y cargar sobre tus hombros una pesada armadura mientras caminas agachado para no convertir algún problema en otra guerra, a poder vivir erguido y más ligero, lejos de territorio hostil. Priorizando las pequeñas cosas que te dejan ser feliz sin tener que defender causas perdidas o naciones que no te representan. En un año he aprendido que la vida no siempre es un campo de batalla, que a veces dos o más pelean aunque uno no quiera, que se necesita poco para empezar una guerra, que los daños colaterales existen, que las guerras a veces no se empiezan para dañar a alguien y sobretodo que se vive mejor alejado del ruido de la metralla y de los que simplemente solo saben vivir con el calor de las guerras, aunque tengan que empezarlas ellos, aunque tengan que inventarlas.


lunes, 8 de octubre de 2012

El mito de la caverna 2.0

Si actualizara el mito de la caverna para hacerlo más cercano a nuestros tiempos, consistiría en que al conseguir sacar la cabeza de tu propio culo, con suerte sería tu propio culo, e intentar decirle al mundo que es lo correcto. La reacción sería que o no podrían escucharte o no te creerían ya que es más cómodo quedarse donde están y seguir tragando mierda pues es lo único que conocen.

El aire aquí fuera está menos viciado, aunque a veces siga oliendo a mierda, y rotar el cuello para ver las hermosas vistas vale la pena.

lunes, 1 de octubre de 2012

Hank y el mundo.

Todo el que haya estado orbitando por el espacio sabe que Dios no existe. Quiero decir, subes allá arriba, tocas las puertas del cielo y nadie responde. Fíjate, bien entrada la noche está todo a oscuras, ventanas cerradas. Diría que no hay nadie allí arriba desde hace años. En cambio, y no me malinterpretéis por supuesto hay cosas allá arriba. Quizás no un Dios, pero desde luego existe un niño pelirrojo llamado Mike que le encanta jugar con los destinos de la gente, que entrecruza nuestras vidas, que dibuja casualidades. Todo un pequeño bribón.

Obviamente yo no sé nada de esto, no lo he visto personalmente. Me lo ha dicho Hank. Hank es un anciano que vive en una calle principal cerca de mi casa. Hank nunca sale fuera, él se sienta frente a la ventana. No le gustan los exteriores. Se sienta allí y entabla conversación con cualquiera que se siente en el banco frente a su casa. Y un día tras otro, esa persona fui yo.

Hank y yo hicimos un trato casi desde el principio, yo no le preguntaba porque nunca salía y él no me preguntaba por quién esperaba cada día, y porqué cada día me plantaban en el mismo lugar. Así me contó como veía el mundo. Era curioso como alguien podía saber tanto del mundo sin salir a pasear por él. Pero claro, en el fondo sabía, que todo lo que me contaba era porque lo había aprendido antes de temer el exterior. Tengo tanto que contar de Hank, que no sé por donde empezar hoy pero prometo que si queréis os contaré como ve Hank el mundo.


lunes, 3 de septiembre de 2012

Cristal carmesí.

Pasen y lean la historia del Príncipe de los reflejos, que vivía en un castillo de cristal donde tenía de todo pero nada podía ocultar. El padre del príncipe de los reflejos hizo construir su castillo de cristal, un cristal tan resistente como las promesas de cien hombres honrados. Había querido hacerlo así para demostrar que un monarca no tiene nada que ocultar, y su pueblo ha de confiar en él por su honradez y transparencia. Así el príncipe reflejo creció en el castillo más brillante de la antigua era. Creció maravillándose de su reflejo en las paredes, en el suelo, en los techos, en las mesas. Así también el pueblo lo vio crecer como un apuesto príncipe, que no dudaba en mostrar su belleza. Creció amándose a sí mismo, más que a otra cosa. Creció viendo como el pueblo observaba boquiabierto la vida de los bendecidos con la sangre azul. Pero sobretodo creció sin la honradez y el buen corazón de su padre, confundiendo y corrompiendo la verdadera razón de ser del castillo.

En el centro yacía el corazón del palacio. Una sala hecha de rubí llamada la cámara carmesí. Allí durmieron el Rey y la Reina hasta el día que perecieron en un accidente cuando el joven príncipe estaba a punto de cumplir la edad para reinar. A pesar de la transparencia de sus padres y de su propio hogar, poco pudo aprender el príncipe de ellos, y al no poder esconder nada a la vista de todos, guardo en su interior todos sus secretos. Secretos que sin la luz del día se volvieron más oscuros y opacos, y acabaron por enquistarse.

Tras la muerte de sus padres la cámara carmesí acabó siendo su hogar, no salía casi nunca. Y al pueblo le preocupaba, se amontonaban en las paredes exteriores del castillo para ver que pasaba con el futuro Rey pero poco alcanzaban a ver a través del rubí. Llegaba el momento de tener un nuevo Rey, y las otras regiones comenzaron a mandar a sus hijas para que aquel reino tuviera su princesa.
 La primera en llegar fue Esmeralda, su belleza dejó boquiabierto al príncipe, que mostrando su lado más perverso quiso consumar el matrimonio incluso antes de casarse. Ella se negó, cuidando de entregarse antes de ser la elegida, pero a un futuro Rey no le gusta un no como respuesta, y se niega a escuchar una palabra que no salga de su boca. Así que tras un forcejeo, la cabeza de la princesa cayó firme sobre el rubí quedando inerte para siempre.

Pasaron horas y el palacio se preguntaba que extrañas sombras se veían tras el rubí. El rigor mortis sobrevenía a la princesa que adquiría la dureza del cristal de su nombre. Y la sangre seguía brotando de su herida en la cabeza, dándole al suelo de la cámara un tono aún más oscuro. Días más tarde con el cuerpo de Esmeralda entre los bloques del suelo de rubí, la sangre comenzó a filtrarse y a teñir las paredes de los pisos inferiores. Le era imposible guardar el secreto en aquel castillo, no podía sacar el cuerpo y no podía llegar a los jardines de árboles amatista para enterrarla por siempre. Algunos secretos dejan de perseguirte cuando los entierras, pero en el mundo donde él vivía, no se podían tener secretos, ni enterrados ni bajo tu cama. Y pronto llegaría más princesas, pronto Esmeralda debería dar noticias a su Padre. Pronto todo se complicaría.

Se miraba en los reflejos de la habitación roja y siempre recibía el reflejo retorcido de alguien totalmente cubierto de sangre, por muy limpio que estaba. Veía sombras a través de la roca encarnada, se preguntaba si se estarían dando cuenta del desastre, se cuestionaba cuan distorsionado podían ver todo aquello y cuánto duraría el engaño, y entonces escuchó a una criada hablar con otra sobre las paredes de las celdas inferiores. Se dio cuenta de que había que hacer algo. De noche cuando todos dormían salió de su celda granate y horrorizado vió los azulejos que estaban bajo la habitación carmesí. La criada tenía razón, parecía una exposición de frotis sanguíneos. Si el pueblo se enteraba colgarían su cabeza en una pica,-¡UNA PICA DE CRISTAL!- pensó. Nadie saldría de ese castillo para hablar de las paredes. Fue a la sala de los leñadores, cogió un hacha y acabó uno por uno con los criados, habitación por habitación fue convirtiendo el castillo que una vez fue el orgullo de una nación en las entrañas de un humano de cristal. Se horrorizaba de verse reflejado en su casa cometiendo actos tan macabros y eso lo llevaba a cercenar con más furia, entrando en una enferma espiral de empapar las paredes para apagar así sus reflejos. Espiral que no parecía acabar, mirara donde mirara se veía cometiendo otro asesinato, mirara donde mirara estaba él, sin poder parar de pintar todo con sangre, y sin poder parar de juzgarse y condenarse.

Se hizo de día y no podía creer todo lo que había hecho, no podía ver más allá de las paredes, sabía que cada mañana el pueblo se acercaba a ver qué nuevas traía la sangre azul, pero esta mañana no sabía si estaban ahí. Tampoco sabía que hora era, puesto que la pintura roja que ahora cubría las habitaciones no le dejaba ver el sol. No tardó en romper a llorar, conviertiéndose en una pieza corrupta y frágil que había traicionado así al cristal transparente y resistente de la familia. Ni tardó mucho en llegar la guardia real en busca de la princesa perdida. Lo encontraron en su habitación, sobre el cristal que escondía el cuerpo de la muchacha. Su sangre fue la última en oscurecer el castillo. Su cabeza quedó a la vista de todos en una pica especial para él, de rubí, así fue como pasó de ser el príncipe de los reflejos a el Rey Carmesí.




jueves, 5 de julio de 2012

Wolves.

Mi vida tiene épocas que se desdibujan, se mezclan sueños con realidad. Y diría que durante una de esas épocas podría decir que visité a un experto en temores y miedos. Un hombre de trabajo misterioso que te dotaba del poder de convertir tus miedos en formas sólidas a las que vencer. Terapia de personificación del miedo lo llamaba. Te retaba a que lo convirtieras en una criatura que de verdad temieses, no valía con convertir tus miedos en cobayas y vencerlos rápidamente. No, el proceso debía aterrorizar, debía doler, debía ser un camino de agonía, en el más puro sentido de la palabra agonía, combatir.

Las primeras terapias no funcionaron. Mis temores no tomaban la forma que debían tomar. Líquidos oscuros de olor a petróleo. Gases negros como el humo que sale de un incendio. pero nada terrorífico, ni garras, ni dientes. Aquel terapeuta de habilidades especiales insistía en que debía convertir mi miedo en algo más potente, algo bello pero que despidiese respeto. Quería que me enfrentase a una máquina imparable de colmillos.

Y así ocurrió un par de meses después. Varias personificaciones del miedo vinieron antes que aquella. Pero aquella era la exacta, representaba todos mis miedos, grandes y pequeños. Una jauría de lobos. Majestuosas bestias convertidas en una perfecta licuadora de colmillos y garras. Decenas de ojos mirándome desde la sombra. Aullando desde la oscuridad, llenándome la cabeza de ideas. De terror.

Luché mano a mano con aquellas bestias, hasta que solo quedó una. ¿Sería mi mayor miedo? ¿Cómo podía saberlo si ahora todos tenían la misma forma? En un descuido dejé que escapara. Y tuve que correr tras él. Cuando lo alcancé, vi sus crías, las protegía. No eran oscuras como él, sino de pelaje blanco, pequeñas criaturas blancas, que no sabía muy bien si eran producto mío o ya estarían allí. Cruzamos las miradas y vi más terror en sus ojos que en los míos. ¿Era eso aguantarle la mirada al miedo?

Entonces me di cuenta. ¿Tenía derecho a acabar con todos mis miedos? Al fin y al cabo, ¿No eran aquellos lobos una parte más de mí? Salí corriendo de allí, de aquel bosque, o de aquel sueño, dejando que el lobo se quedara con sus crías, que las alimentara, que las viera crecer. A día de hoy no sé aún que miedo era el que dejé libre, no sé en que se han convertido aquellas crías blancas. Pero espero que algún día recuerden que no quise borrarlos de mí y que en vez de en debilidades se hayan convertido en fortalezas.


martes, 26 de junio de 2012

Llegado el final...

Eran casi las doce y necesitaba ir a comprar unas cosas, acababa de llegar de estar por ahí y en ningún momento se me ocurrió que tenía que pasar por un supermercado hasta que llegué a casa. Creí que me daría un salto al 24 horas más cercano y volvería sin tardar demasiado para hacerme la cena y acostarme, al día siguiente me esperaba otro día movidito. Pero me equivoqué. Y quizás lo supe en el mismo momento que subí al ascensor que me llevaba a la planta del 24 horas. Al ser entre semana y a aquella hora, no había un alma en la calle. Excepto aquel señor que cuando subí al ascensor no bajó. Me extrañó que diera un viaje extra solo para acompañarme, pero lo hizo. Iba con las cosas en la mano así que se ofreció a pulsar el botón. "¿Bajas?" me dijo. Bastardo hijo de puta. Tanto que bajé, hasta el mismísimo infierno. Se quedó junto a mí, tanto que podía oler su colonia y escucharlo respirar a pesar de llevar los cascos puestos.


 Un tímido "Gracias" salió de mi boca antes de que él acercara su navaja a mi costado. Parecía que le agradecía aquel gesto, como si matarme fuera un favor, ¿entiendes? Quizás lo era. No me consideraba amante de la vida. De esos que abrazan con fulgor todo lo que hacen, pero desde luego no me imaginaba morir así. ¿Qué canción era la que llevaba puesta? No la conocía, mierda, tenía puesto el aleatorio. No podía morir con alguno de mis temas favoritos, no qué va, o incluso música clásica, un 'Requiem' por mí exigía en aquel instante. Es más cómo puede morir alguien en un sitio como este. Un lugar pequeño, frío y a media luz. No hablemos como huele un ascensor público además. Aquello era un ataúd de metal, un ataúd gigante que sube y baja. La vida es jodidamente irónica a veces.


Pero lo peor no era como estaba viendo mi patético final. Sino que no podía dejar de pensar cuán patético era. Y eso era horrible. ¿No es en momentos como este donde descubres el significado de la vida? ¿Y cómo lo haces si también descubres que te da miedo morir? No veía ver pasar la vida por delante de mis ojos, solo veía a aquel tipo llevarse todo lo que tenía. Así que cerré los ojos para no tener que ver no solo como me moría, sino también como me robaban.


Y así con los ojos cerrados, me dije "Haz que esto merezca un poco la pena, dura un poco más, ten un maldito último pensamiento que no sea patético". Empecé a pensar frases de películas, porque otra cosa no, pero imaginación no tenía y películas había visto un rato. Que si "todas las personas de este mundo mueren solas". Maldito Donnie Darko que triste me parecía morir pensando eso. También pensé "Si puedo hacer cicatrices, ¿tengo el poder de sanarlas?" Esa venía que ni al pelo, pero literalmente, me hubiese gustado curar aquella herida que me estaba desinflando de vida, tener algunas nociones de primeros auxilios, pero nada. Y por último llegó mi más firme pensamiento "si alguien viaja al pasado se vuelve parte del pasado, por esto no puede cambiar ni el pasado ni el futuro". ¿Qué coño? ¿Para qué coño me servía eso? Supe que estaba jodido en ese mismo momento. Sin vuelta atrás.Aquellos pensamientos no tenían sentido, no me quedaba lucidez, la sangre escapaba igual que mi cordura. Eso o era un completo imbécil que estaba palmando. Y no quería que mi revelación final fuera descubrir que era un gilipollas total. Entonces vi la luz, literalmente, las puertas del ascensor se quedaron abiertas y entraba la luz de los coches en la calle. Pensé que arrastrarme hasta la acera podría salvarme la vida. Y lo hice. Me arrastré como el gusano que alguna vez había sido en mi vida. Luché como el capullo que siempre fuí queriendo ser mariposa. INCLUSO RECÉ, yo que era Ateo, recé para que alguien me encontrara a tiempo. Y también me cagué en Dios y en la madre de mi asesino unas cuantas veces. Y no sé qué me ayudó, si Rezarle a Dios o cagarme en él. Pero llegué a la acera y me encontraron. 


Llegué al Hospital y lo logré, resultaba que la herida no era tan grave. Que yo era un acojonado. Eso debería haberlo sabido. El caso es que el asunto me ha hecho pensar, que llegado el final quiero estar preparado. Quiero tener unas buenas palabras que escupirle a la muerte a la cara. Un "Volveré", un "Sayonara baby", quizás un "Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, Comandante de los ejércitos del norte... general de las Legiones Fénix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio, padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada, y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra". Bueno, igual esa no, que es algo larga, y no me representa nada, pero ya váis entendiendo lo que quiero decir. Que llegado el final, quiero que se asuste él y no yo.

martes, 12 de junio de 2012

R-ealidad.

Yo no existía hasta que me dibujó con sus dedos, y conmigo aparecieron mis miedos. Siguió dándome forma y me sentí querido, si le dedicaba tanto tiempo a algo, debía ser hermoso, y ese sentimiento era más fuerte que todos mis miedos juntos, y cerré los ojos. En ese momento entre tanta oscuridad, no sabía si soñaba o estaba despierto, pero fuera lo que fuera no quería que terminara. Aún así volví a abrir los ojos y ahí estaba su mirada. Por una mirada así merecía la pena ir sobreviviendo. ¿Qué importaba cuanto durase aquello? A veces llueve durante días y luego el cielo se abre y deja entrever el sol. Puede que unos minutos, unos segundos, pero ocurre y es tangible, así que un sueño es realidad durante todo lo que el sueño dura.

lunes, 11 de junio de 2012

El arte de odiar.

[...] Y en realidad, no odio a personas concretas, no lo canalizo hacia ellos porque sería gastar mucha energía en algo que no lo merece. A ellos les tengo preparado algo mucho menos agotador y mucho más satisfactorio, indiferencia. De resto me gusta pensar que simplemente odio a todo el mundo, porque eso no cansa y porque es una forma fácil de existir en este pequeño mundo detestable. Y por el contrario quiero a unos pocos, gasto mi energía en quererlos, pues me demuestran que no son como el resto de detestables cosas. Me enfoco en disfrutar con ellos de las pequeñas sorpresas que te da este trozo habitable de frío universo.

Lo sencillo de odiarlo todo es que por el camino habrán muchas cosas que te demuestren que te equivocas, que no puedes odiarlo todo, y eso te hará feliz, saber que aunque crees tener calada la realidad en la que vives, siempre hay hueco para lo inesperado y lo espontaneamente bueno. En contraposición, lo duro de amarlo todo es que constantemente el mundo te demostrará que tiene algo de frío y deleznable, y te llevará inequivocablemente a cuestionarlo. [...]

sábado, 26 de mayo de 2012

Aquel domingo tonto.

El día que se acabó el mundo estábamos en la cama, sin hacer nada, mirando al techo después de pasarnos la tarde arrugando las sábanas. Un gran estruendo nos recordó que seguíamos perteneciendo al mundo, nos sacó de la burbuja que habíamos creado. Sin movernos de la cama, la calle caía como piezas de dominó a través de la ventana. Poco importaba desde donde estábamos pero no entendíamos nada... Ni cómo, ni porqué pasaba aquello, ¿nos lo mereceríamos? ¿Era quizás un error en lugar de un castigo? Alguien tendría que bajar al portal al menos para echar un vistazo y averiguar si todo se venía abajo de verdad o La Tierra había entrado en una especie de simulacro del que nosotros, dentro de nuestra burbuja no habíamos recibido noticia.

Una moneda al aire fue la solución para dejar la tranquilidad de aquella nube de mantas y sábanas. Ella tenía mucha cara, así que eso eligió, a mí me tocó la cruz de tener que vestirme y bajar a ver como el mundo se sacudía como un perro intentando quitarse las pulgas. Como si Dios hubiese perdido una partida de ajedrez contra alguien más poderoso y enfadado tirase el tablero, y con él todas las fichas del juego. Me quedé bajo el umbral del portal, sin moverme y sin querer perderme nada, todo viniéndose abajo como siempre lo hubiese imaginado, terriblemente bello, pero más silencioso de lo que puedas imaginar, como quien pliega un Twister después de jugar, o quién se deshace de los vasos y botellas la mañana después de una gran fiesta. Todo recogidito y en su lugar. Allí no quedaba nadie. Solo nosotros. Por un momento pensé los sitios que me quedarían por ver, pero ese instante pasó pronto, ya que todo lo que tenía que ver estaba arriba. Subí las escaleras rápidamente, no solo para contarle lo que había visto, sino para empezar a ponerle solución.

Cuando llegué de nuevo a la cama, ella estaba medio dormida, poco le importaba lo que pasase fuera con tal de que la burbuja nunca estallase. Me senté a su lado y le espeté lo que pensaba:

-El mundo acaba de terminarse, en domingo, cuando nadie se lo esperaba. ¿Sabes que significa verdad?
-¿Qué?
-Que mañana si no queremos no será lunes, podremos seguir en la cama, podremos llamar a los lunes de otra forma como "Lunéticos" y así no serán tan malos, total ya no existe nadie en el mundo que vaya a negarse. Claro, es cierto, no queda nadie en el mundo, lo que significa también que tendremos que repoblar el planeta. Y deberíamos empezar cuanto antes.
-Me parece lo mejor que podríamos hacer un domingo tonto. Pero si vamos a empezar desde el principio me gustaría cambiar también eso de que las mujeres seamos las que parimos.
-Bueno, bueno, es el primer día del nuevo mundo, no hace falta que pongamos todas las reglas desde ahora, ya iremos concretando detalles.




martes, 22 de mayo de 2012

Reverse.

Después del punto final se deslizaron por el asfalto recogiendo toda la sangre del pavimento y se precipitaron al parabrisas del Pontiac del chico para caer violentamente sobre los asientos de cuero. Intactos, impolutos pero muy borrachos se miraban, se tocaban y se besaban, desentrelazaban sus manos, descosían sus destinos, eran tan jóvenes, y cada vez más. Iban a toda velocidad hasta una fiesta, cuando llegaron allí siguieron con lo suyo, entre besos caía un vaso y otro vaso, y cada vez estaban más sobrios, cada vez llenaban más vasos, se vaciaban de alcohol y se llenaban de dudas, de nervios, de indecisión, hasta que dejaron de besarse. Empezaron a hablar primero muy fluido y luego más torpemente, hasta que se dijeron sus nombres, ahí terminó todo. Se desconocieron, se alejaron y se quedaron mirándose entre toda la gente, que también bebía para estar más sobrios, que caminaban de un lado para otro desenredándose y desconociéndose. Cuando terminó la fiesta se fueron a casa solos, preparados para encontrar a alguien con el que empezar una nueva historia.

domingo, 6 de mayo de 2012

Locos, cuerdas y otros utensilios.

Asomado con los pies colgando por fuera de la ventana lo veo todo como pequeñas y rápidas hormigas llenas de vida, de ruido y de color. Siempre me ha gustado veros desde aquí, en el límite pero sobretodo en la distancia, así es como se entienden las cosas. La brisa te refresca las ideas mientras piensas si dejarlo o no todo atrás. Detrás de mi un pabellón de gente que debería estar encerrada. No sé si por locos o por cuerdos. No sé que odio más si los cuerdos o los locos. Creo que los primeros, porque tienen tan poco claras las cosas como el otro bando, solo que no lo saben. Y hablando de cuerdos, a mi alrededor dos brazos que me sujetan, me abrazan alrededor de la cintura para que no caiga, como una cuerda de seguridad que me permite acercarme todo lo que quiera al final, disfrutarlo pero no caer. Nunca había tenido la cabeza tan en las nubes y los pies tan en la tierra, parecía imposible el equilibrio. Y así, desde aquí todo se ve muy claro, no me gustan los locos, ni los cuerdos, porque hay locos que nunca deberían ser encerrados y cuerdos que merecen que los encierren, pero entre todos ellos hay algunos que hacen que valga la pena estar tan colgado en este vacío.


domingo, 15 de abril de 2012

Inmortales.

La sala estaba completamente a oscuras a excepción de la luz que entraba por la ventana. Es curioso como la luz siempre deja entrar a las sombras. Y allí delante de aquella ventana estaba la sombra más grande de todas, la que perseguirá siempre a cada hombre, menos a mí. Delgada, oscura y de una tez blanco hueso.

-¿A qué vienes? ¿A reírte de mí?

-Si supieras donde vive la muerte, ¿no vendrías a verla alguna vez?

-Repito, ¿Qué haces aquí?

-Busco conversación.

-No tengo tiempo para charlas.

-Tienes todo el tiempo del mundo, igual que yo.

-Y algo me dice que empiezas a arrepentirte.

-Quiero tu secreto. Quiero saber por qué no te has vuelto aún loca, por qué no deseas tanto como yo que esta infinidad se acabe.

-Porque tengo una finalidad, tengo mi lugar en el cosmos. Soy una fuerza inamovible, un equilibrio. Y tú eres solo un hombre que aspiró a ser un Dios.

-Yo tenía muchos planes para mi vida, tantos que desee con toda mi fuerza tener mil vidas para cumplirlos todos. Ahora están todos cumplidos y quiero que mi tiempo se acabe.

-Ya nada puedo hacer por ti. ¿Conoces el término Entelequia? Algo que lleva dentro el principio por el que se mueve y que por sí misma ya tiende a su fin propio. El árbol y la semilla. El árbol sería la entelequia de la semilla, aquello en lo que se convertirá y a su vez la entelequia hace que siga convirtiéndose. Cuando decidiste parar en lo que podías convertirte para poder conseguir todo lo que querías, ¿en qué te convertiste? No en semilla, sino solo en cáscara. A veces los hombres no entendéis que vuestro fin no será convertiros en árbol, sino en abono para ellos. Pusiste a la perfección y la eternidad como meta, pero al llegar allí viste que solo era el principio. Ingenuo, no sacrificaste tu mortalidad, sino tu impulso vital. Si algo sé de los hombres es que os mueve el saber que algún día, tarde o temprano, voy a ir a por vosotros. Nada os motiva como eso.


-Encontraré una forma de librarme de este castigo y entonces te haré trabajar horas extra.


-Promesas, no juegues tan a la ligera con ellas, no sabes todo lo que significan para mí. Soy una promesa en mí misma. Una promesa para todo hombre, la promesa de que lleguen o no lleguen a alcanzar todo su potencial, estaré allí para darles final. Para todos, excepto para ti. De esas no quedan para ti.




lunes, 9 de abril de 2012

Rock&Roll Queen

Estar detrás del telón antes de un concierto puede ser como el paso previo al matadero. El momento en que los caballeros rezan antes de luchar en las cruzadas. Hoy no, porque hoy no habrá concierto, estoy demasiado borracho como para salir ahí fuera y tocar ante esos oídos hambrientos. Hoy mis notas no les darán de comer, mi cuerpo no será su pan y mi sangre mezclada con JB no será su vino. Su mesías no saldrá hoy a caminar sobre la multitud. Los demás que hagan lo que quieran, yo no puedo, y no puedo porque se ha ido.

Suena la puerta del camerino, no me importa, no quiero hablar con nadie, aquí estoy todo lo hundido que quiero y no necesito más ayuda. Mi bajista y amigo Carl entra sudándole la polla que no le haya invitado a entrar, debería haberme rodeado de vampiros para evitar cosas así.

-Rob, salimos en 45 minutos y llevas bebiendo toda la tarde. ¿Está todo bien, joder?

- Se ha ido Carl, Olive se ha ido.

- Pues tienes que dejar de beber ahora y empezar a recoger tus pedazos lo antes posible.

- No pienso salir, no puedo hacerlo sin ella.

- ¿Sin ella? Venga, tío, ¿te estás escuchando? ¿Qué coño toca ella que la hace tan necesaría? Nos tienes a nosotros, nosotros somos el grupo, somos 'The White Ravens' no necesitamos a nadie, volamos solos.

-¿Qué la hace tan necesaria? Yo la hago tan necesaria, ¿Qué toca? Ella me toca a mí. La necesito para tocar, para escribir, es una jodida extensión de mis manos y de mi puto cerebro. Cuando ella apareció mis letras empezaron a ser más sinceras. La primera vez que follamos me pasé los siguientes días escribiendo sobre formas de follar que aún no se habían inventado. ´Back Seat´nos catapulto a la fama y habla de las veces que me lo hizo en el asiento de atrás de mi Ford Mustang. Cuando nos pegábamos puestos de heroína acabé componiendo 'Monsters' y cuando me di cuenta de que nunca podría dejar a Olive hicimos la gira 'Can´t Escape', joder Carl, cuando quiso que dejara la coca salió aquel álbum cojonudo llamado 'Edit Me'. No me digas que ella no es importante para nosotros, nada puede habernos dado más suerte.

- Joder Rob, es una mujer, ahí fuera hay 1000 que podrían darte algo más de lo que escribir. Hemos tocado en estadios, en auditorios, tocamos dentro de un escaparate de una de las mejores tiendas de ropa y nunca te viniste abajo, ¿vas a caer solo por esto?

-Esto es distinto Carl y si dejaras de tocarme las pelotas y de mirar a tu ombligo podrías ver que somos una bomba sin mecha, no voy a poder tocar igual de bien si ella no me está mirando y esperando a que termine para echar un polvo en los camerinos. No voy a poder escribir si ella no está para meter el dedo en la llaga, para hacer nuevas heridas, para recogerme del suelo cuando caiga. Estamos jodidos.

- No, tío, estás jodido y nos estás jodiendo a nosotros. Te quiero fuera aunque sea llorando en 45 minutos, seguro que a los críticos les encantará tu lado más tierno, gilipollas.

Carl no cierra la puerta, la dobla de un portazo, lo he visto así muchas otras veces, siempre por lo mismo. Llamo a Olive, le dejo 3 mensajes en el contestador. Todos preguntan si va a volver antes de que tenga que salir ahí fuera. Le pregunto si va a dejarme solo para que me coman los lobos. Si no estará caperucita tras el telón enseñándome su rojo liguero para que mis manos sujeten la guitarra como la sujetaría a ella.

Tocan de nuevo a la puerta a 10 minutos para el espectáculo que no va a suceder. Le digo a Carl que puede irse al infierno, y que se lleve a todos los cuervos con él. Pero Carl sigue tocando. Me levanto a duras penas y abro la puerta. Allí está Olive, con el maquillaje corrido dibujando el camino que tomó alguna lágrima, una chaqueta de cuero y unas medias rotas y quizás igual de borracha que yo.

- Se acabó toda la mierda, ¿vale?

Sé de lo que habla y joder claro que...
- Se acabó.

Al final parece que sí va a haber espectáculo. Primero aquí, uno privado entre Olive y yo. Luego ahí fuera entre todos esos ojos, bocas, manos, mecheros y yo. Y entonces volveré aquí y mientras me mira escribiré sobre lo jodido que es pensar que la has perdido, quién sabe, igual alguien la entiende y me consigue un disco de platino.









lunes, 26 de marzo de 2012

La L que se fue a B.

Podría hablar del 27, echarle la culpa, repetir otra entrada en la que lo crucifico, pero no lo voy a hacer. Me acuerdo del día en que dijiste: "escribes de todos pero bla bla bla". ¿Qué iba a decir que no supieses? Todo en su determinado momento. Y el momento es este, cuando escribo sobre la despedida que me niego a tener. Por eso no es una carta, es una entrada donde doy las gracias. Una entrada para que me subas las visitas cuando no estés por aquí y creas que he dejado un mensaje secreto entre estas líneas.

Una más de mis cuervos. Volando lejos, pero sobretodo alto, como solo ellos saben hacer. Una persona que se hace pasar por loca para que no se note que yo nunca he estado cuerdo. Para que no se fijen en mi locura, para que mi mundo no parezca tan jodido, para que tenga una vida en la que meterme mientras van pasando vidas que quieran arreglar la mía. Una persona así merece todo mi respeto.

-Cuídate.


Y me quedo corto.


domingo, 25 de marzo de 2012

How to Skateboarding Not Kill Yourself.


La velocidad no es velocidad si no puedes sentirla. Las ruedas se deslizan por el asfalto, chirrían, tocan su particular melodía. Un cruce, otro cruce, una rotonda. No hay razón para parar ahora, ni motivo por el que disminuir la marcha. Sacas el pie de la tabla y acaricias el asfalto con la suela, quieres más. Nada te persigue pero tú huyes. No tienes nada, pero estás dejando todo atrás solo porque puedes. Subes a la acera de un Ollie, y te entremezclas con la gente, eres un gas noble, no interactúas, solo te deslizas junto a ellos. Y entonces unas escaleras, un reto, un obstáculo, justo igual que cuando la vida te dificulta las cosas, solo que aquí tienes el control y eso lo hace tremendamente más divertido. La madera choca con el suelo y te elevas, bajo tus pies se dibuja un kickflip, bajo el kickflip los 6 escalones te miran burlonamente y sin pronunciar palabra dicen "No pasarás", planchas el truco, sonríes, vuelves a colocarte la capucha y sigues sin mirar atrás. Te encantaría controlar todo como controlas esto. No solo esquivar los problemas sino hacerlo con tanta elegancia como lo haces sobre la tabla. Por eso la quieres tanto, cuando estás encima se te hace difícil pensar que pueda existir algo más. Cuando las ruedas empiezan a girar, la cabeza deja de funcionar, los fantasmas no son capaces de alcanzarte y se piensa mejor a cierta velocidad.Concretamente a esta velocidad con el mundo callado bajo el sonido de la música que llevas en los cascos. No pares, no dejes que nada te alcance, no dejes de flotar, de deslizarte, ollie tras ollie, flip tras flip y por lo que más quieras cuando caigas, levántate. Ya no recuerdo si iba a escribir sobre Skate o sobre la vida, tampoco recuerdo cuando empezó a significar lo mismo.


miércoles, 21 de marzo de 2012

Then out with the lights

En días como hoy, y en fechas como las que se acercan, uno no puede evitar escuchar una canción que es muy buena y acordarse de gente que ya no está. Podría pensar "Hey ¿Y si esta es una de las mejores canciones jamás escritas y él no está para escucharla? Seguro que le hubiese gustado". Podría pensar "es tan bueno este tema que hay un poquito de él en ella". Podría pensar que si reúno todas las canciones buenas que llevan un trozo de él haga un "él entero". Podría pensar tantas cosas, pero solamente voy a dejar que suene.


Las personas y las heridas tienen mucho en común, pueden desaparecer, pero te acuerdas de ellas cada vez que tocas la cicatriz.

domingo, 18 de marzo de 2012

Saliendo de la pecera.

Todos sabemos que a veces la vida es como nadar en un mar de mierda. En ese mar que nos toca vivir, nos han hecho creer que para vivir plenamente necesitamos muchas cosas y para conseguir esas cosas nos es esencial el dinero. Dinero que irremediablemente tendremos que conseguir trabajando. Por tanto dejamos de vivir para empezar a trabajar y deslizarnos en la ilusión de que cada cosa que consigues te acerca más al momento en el que empiezas a vivir de verdad.

Hasta hoy he dejado que me llevase la corriente acatando esas reglas de oro solo para poder conseguir el ticket de salida. Una jornada de mierda en un trabajo de mierda, con unos compañeros a los que odio, en un cubículo diminuto. Un pez incapaz de olvidar dentro de una pecera flotando en un océano que apesta.
Pero no más, años de vivir modestamente y trabajar mucho han hecho que pueda conseguirme un barco, un tambaleante continente diminuto con el que poder empezar a vivir y deshacerme de la ilusión de que vivo, poder ir a contracorriente, sin necesidad de nadar, de luchar cada día para tener un día más para luchar.

Este barco es un trozo de tierra propio. Tiene unas leyes distintas, una jurisdicción totalmente diferente a la que se lleva en mar o en tierra. Este barco es mi túnel de escape, arrancar el motor y dejar atrás el mundo, nada me podría apetecer más. Siempre podría haber seguido trabajando hasta conseguir un cohete espacial, asegurándome no tener que echar cuentas nunca más con la humanidad, pero creedme que os digo que con un barco me conformo. Amigos, compañeros, después de hoy, no vayáis tras Nemo, este pez toma conciencia de que el acuario no es su sitio, de que siempre fui un iceberg, que tenía mucho más escondido bajo el nivel del mar que en la superficie. Es por eso que emprendo un viaje para descubrirlo y si creyera en Dios os diría que de alguna manera esto es una revelación, que fue él quien me dijo "consigue un Arca y sal de ese agujero antes de que se hunda".



domingo, 11 de marzo de 2012

Pulsa espacio para continuar.




Bienvenidos al silencio infinito y al frío inmutable. Bienvenidos a su vez, al calor apubullante y al brillo que no cesa. Bienvenidos a esa nebulosa donde nacen o mueren las estrellas, estáis entrando en Hollywood, estáis entrando en mi pequeño universo de penas y glorias.

No voy a presentarme porque creo que me he presentado demasiadas veces en mi vida, voy a separaros directamente el grano de la paja. Nunca debí venir aquí, salir de Nueva York, escapar de mi pequeño mundo de pequeños relatos y silenciosos logros. El caso es que aunque no debiera lo hice, a alguien le gustó que escribiera sobre lo gracioso que es adorar a un Dios que nos odia, a alguien se le ocurrió que sería buena idea escribir un guión de cine sobre ello, a alguien se le antojo cambiar mi vida, y a mí me pareció bien.

Me equivoqué, estaba a años luz de comprender que esta ciudad te cambia totalmente, que hay planetas que es mejor no visitar. Que aunque pensase que no hay vida inteligente en mi pequeño mundo, no era razón suficiente para pensar que sí la había fuera. Llegar a Los Ángeles fue totalmente un Big Bang, el comienzo de una cuenta atrás que me ha llevado hasta hoy. Los Ángeles, bonito nombre para un lugar que no te da salvación alguna, en todo caso, me ha condenado. Claramente, no todo fue arder en los fuegos de mi infierno personal. He sido grande, grandísimo, una supernova, he brillado con la potencia de mil soles. De mirar de niño al cielo y preguntarme que había allí arriba a ser mi propia constelación, a mirar cara a cara a este lugar, maraña de rostros famosos y de talentos que no dejan de brillar formando esta maldita nebulosa, a perder el gas, a consumirme poco a poco con la misma energía que me ha hecho brillar.

Cuando llegué aquí todo eran estrellas, fiestas, todo era una galaxia detrás de otra galaxia. Estábamos en lo más alto, te miraban como si fueras verdaderamente un cuerpo celeste, te hacían fotos, escribían sobre ti. Después de años de escribir sobre todo, escribían ahora sobre mí, es de locos... Estaba tan arriba que al mirar abajo veías otro cielo, un cielo de flashes, de ojos brillando en la oscuridad y de sonrisas perfectas. Sonrisas que no tardaron en torcerse cuando se le acabó la gasolina al cohete de mis ideas. Qué duro es darte cuenta de que no eres un Sol, que eres una estrella fugaz. Mientras pasas todos se quedan admirándote, pero la notoriedad de una estrella fugaz dura poco, nada gira en torno a ti como te creías, pero ahí arriba todo se ve tan distinto. Las distancias también son distintas, es muy fácil perderte a ti mismo aquí arriba, sin gravedad, orbitando alrededor de todos los pecados que se ponen en tu trayectoria. Vives necesitando un buen telescopio para poder seguir la estela de tu ego, aún con todo este brillo todo se volvió tan oscuro.

Maldita sea, si cuando morimos vamos al cielo, ¿a dónde van las estrellas cuando mueren? Me lo pregunto mucho últimamente, creo que me he perdido del todo, que este lugar lejos de ser el principio de algo se ha convertido en un agujero negro, un retrete galáctico que ha ido succionando mis ideas, dejándome sin nada, porque un escritor sin ideas no es nadie, no se merece un hueco en el lienzo de Dios. Y eso es lo que me queda ahora, esperar a que el agujero negro en el que esta ciudad se ha convertido acabe absorbiendo todo mi mundo, la poca cordura que me queda y con suerte deje el universo completamente en blanco.






lunes, 5 de marzo de 2012

Publicidad descarada.


Bueno Damas y caballeras en http://www.paperfront.es hay mentes del mundo Twitter que maravillan con su forma de escribir, sus opiniones, sus críticas, su mundo interior. Si queréis leer lo que tienen en su cabeza, entrad.

Y como yo soy pequeño y quepo en todos sitios, me he colado y también podréis ver algunas cosas mías, hoy "Roto": http://www.paperfront.es/opinion/journal/roto/

domingo, 4 de marzo de 2012

A petición.

Bueno, Damos y Caballeras, quiero informar que para darle vidilla al blog y a mis neuronas, se nos ha ocurrido a Omar Deschain y a mí que estaría bien escribir a petición. Recogeremos vuestras peticiones vía Twitter o vía blog. Puede ser un tema, unas palabras, una frase, un tema musical, cualquier cosa, elegiremos una, y los dos escribiremos sobre la misma y veremos el resultado de dos puntos de vista enfocándose en un mismo tema. Espero que disfrutéis de la idea, que os animéis a proponer cosas y a leer, incluso a escribir si queréis y me lo dejáis por aquí. Muy pronto el primer relato.


Un saludo cohenuros!

Tu peor enemigo.


Dicen que es libre. Dicen que está curado. Cómo a un hombre de ciencia como yo puede costarle tanto creer que la medicina moderna puede curar la locura. Lo he visto miles de veces, es un camino de un solo sentido, una transformación irreversible, un proceso degenerativo. No solo lo he visto, para perseguir a tipos como él, he tenido que seguir sus pasos y pisar por donde pisa. No puedes mirar a los ojos a la demencia sin que te devuelva la mirada. Y este es el punto importante, el Joker no solo ha mirado a los ojos a la locura, ha bailado con ella, la ha hecho suya, no puede vivir en libertad porque tiene mucho por lo que pagar aún.

Principios, los principios que me marqué me han impedido acabar con los problemas, convertirme en una sombra no ha funcionado, ser un guardián silencioso no da resultados. Principios, estoy cansado de tanto principio, estoy buscando el final, busco la redención. ¿Cuánto me he empezado a parecer a las personas con las que lucho?¿cuánto descendí que me es imposible ascender de nuevo? Esta noche es la noche, voy a averiguar si soy capaz de terminar lo empezado, si soy capaz de acabar con los monstruos que he creado. Después de tanto tiempo en esta guerra, solo queda él, y su risa, esa risa que me persigue.

Sigo al Joker hasta un apartamento de los suburbios, sin guardaespaldas, sin matones, sin nadie en casa, cualquiera diría que es posible que haya cambiado. Lo noto nervioso, quizás sabe que lo sigo, es imposible que me haya visto, si no supiese que no tiene, diría que los remordimientos no lo dejan vivir en paz.
Lo espero en el baño, mientras él se hace la cena en una cocina cochambrosa. Me tiemblan las manos, no me veo capaz de hacerlo. Entra al baño, echa una meada, se mira al espejo y entonces me ve, no dice nada, solo sonríe, está temblando como yo, me mira a los ojos, y clava la mirada un poco más adentro, está dentro de mi cabeza, puedo escuchar su risa, se ríe porque sabe que todo está terminando, todavía no era totalmente libre, no se puede ser libre si te falta una mitad. Frente a frente, somos uno, abre el armario del baño y toma un bote de pastillas, sigue sonriendo y yo puedo oír más alto su risa, no voy a detenerlo, quiero que esto acabe, que la locura pare, que el telón baje entre risas.


A primera hora de la mañana hay un equipo forense en un apartamento de los suburbios, han pedido que venga al piso la Dra. Queen, uno de sus pacientes más antiguos y puesto en libertad hacía solo una semana yacía muerto en el baño. La doctora no podía explicárselo, después de años de terapia estos últimos meses parecía totalmente curado y ahora está sobre las baldosas del baño cubierto de maquillaje de payaso y una capa anudada al cuello. Una escena de lo más retorcida. Intenta explicarle al equipo forense la historia médica de este paciente tan peculiar. Siendo solo un niño vió morir a sus padres, se obsesionó tanto que creó una personalidad que fuese capaz de encontrar al asesino, poniéndole así nombre a su miedo, Batman. La dificultad de ser un joven queriendo cazar a alguien que no encontraba le llevó también a crear al monstruo, a facilitarle la tarea, creando al culpable surgió el payaso, la risa nerviosa, la culpa, la expresión más auténtica de su locura. La doctora puede sentir el peso del fracaso, está viendo años de esfuerzo y de lucha inertes en el suelo. Aún recuerda que en sus últimos momentos de lucidez, cuando el Joker no la acosaba como un tipo perverso y autodestructivo, y cuando Batman no lo atormentaba desde las sombras, llegó a querer curarse, realmente quería dejar de ser un duo tan difícil de llevar, recuerda las veces que en las sesiones repetía "No puedo seguir poniendo a mal tiempo dos caras".