martes, 22 de mayo de 2012
Reverse.
Después del punto final se deslizaron por el asfalto recogiendo toda la sangre del pavimento y se precipitaron al parabrisas del Pontiac del chico para caer violentamente sobre los asientos de cuero. Intactos, impolutos pero muy borrachos se miraban, se tocaban y se besaban, desentrelazaban sus manos, descosían sus destinos, eran tan jóvenes, y cada vez más. Iban a toda velocidad hasta una fiesta, cuando llegaron allí siguieron con lo suyo, entre besos caía un vaso y otro vaso, y cada vez estaban más sobrios, cada vez llenaban más vasos, se vaciaban de alcohol y se llenaban de dudas, de nervios, de indecisión, hasta que dejaron de besarse. Empezaron a hablar primero muy fluido y luego más torpemente, hasta que se dijeron sus nombres, ahí terminó todo. Se desconocieron, se alejaron y se quedaron mirándose entre toda la gente, que también bebía para estar más sobrios, que caminaban de un lado para otro desenredándose y desconociéndose. Cuando terminó la fiesta se fueron a casa solos, preparados para encontrar a alguien con el que empezar una nueva historia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario